Mantuvo un encuentro con el primer ministro japonés que expresó la voluntad de Japón de guiar al mundo hacia el desarme nuclear.
Celebró una misa en Tokio junto a más de 50.000 personas.
Pidió vencer la tentación de un progreso tecnológico sin control y de enorme potencial destructivo.
Se inclina ante supervivientes de la bomba atómica y dice que las armas nucleares son un crimen contra el futuro.