“No hemos cumplido nuestra responsabilidad de ser sus guardianes y administradores, poniendo en peligro nuestra vida”, dijo.
Recordó a los cristianos perseguidos y dijo que los católicos están llamado a vivir el espíritu de las bienaventuranzas.
Durante su Audiencia General explicó que la oración “es como un grito que sale del corazón del que cree y espera sólo en Dios”.
Comenzó una nueva serie de catequesis sobre la oración y reflexionó sobre el testimonio de Bartimeo.