Francisco dedicó su catequesis a las personas que se opusieron al mal y con la oración escribieron el destino de la humanidad de modo diferente.
Dedicó la audiencia general a la oración de las personas sencillas: La oración siembra vida.
“No podemos tolerar ni cerrar los ojos ante ningún tipo de racismo o exclusión y pretender defender la santidad de toda vida humana”, dice.
Abrahán rezaba de un modo que recordaba el paso de Dios por su propia vida, destaca Francisco.