Animó a un grupo de peregrinos franceses a ser “constructores de puentes”.
Francisco les pidió dejar a un lado el rencor ya que este solo lleva a la sed de venganza.
Unos milicianos asesinaron al sacerdote y 5 feligreses. Después incendiaron la parroquia.
Se reunió con estudiantes del liceo Ennio Quirino Visconti, uno de los centros educativos más antiguos de Roma.